miércoles, 24 de junio de 2009

EL GUASUNCHO



Julio es un cazador aficionado, que ocupa su tiempo libre para hacer lo que mas le gusta, cazar.
Una noche estando en un campo de Basail-Chaco, con su primo Cacho deciden salir a probar suerte, aunque ya eran las doce de la noche, tenían el dato que habían guasunchos en la zona, por eso bien armados y con buenas linternas se internaron en el espeso monte Chaqueño.
La oscura noche teñía todo con su negro manto, Las luces de las linternas guiaban el camino de los cazadores. Después de haber caminado casi una hora, entre espinas y ramas, llegan a un gran descampado y se dan cuenta que era un campo sembrado en el cual los brotes de soja apenas se elevaban del piso, entonces deciden separarse para abarcar un radio mayor, y así revisar mejor el extenso campo sembrado.
A los pocos minutos de separarse Julio divisa unos ojos rojos a lo lejos, entonces fija la luz hacía ellos y empieza a avanzar,(se sabe que esos animales son atraídos por las luces)cuando estaba aproximadamente a cincuenta metros, logro divisarlo bien, era un gran ejemplar, de un hermoso pelaje marrón rojizo. Hasta ese momento todo estaba normal, nada era fuera de lo común, entonces, Julio detiene su marcha, alinea su escopeta a la linterna y se dispone a disparar, en ese momento el animal empezó a correr hacía el, lejos de ponerse nervioso Julio lo espero para no fallar, cuando su dedo ya apretaba el gatillo, ve que el animal a unos siete metros se detiene de golpe y se pone de costado, ofreciendo al cazador, un inmejorable blanco, Julio aprovecha y dispara, con la seguridad de que a esa distancia no fallaría, se acerca lentamente separando con los brazos todavía el humo que había quedado por el disparo, pero se lleva una gran sorpresa, el animal no estaba, no había rastros de sangre, ni tampoco huellas de la corrida del animal, entonces reviso la escopeta, también los cartuchos pero todo estaba en orden, y eso empezó a preocuparlo.
La noche parecía pesar en los hombros del cazador, no se explicaba lo acontecido y tubo poco tiempo de pensar, porque de la oscuridad apareció corriendo su primo que asustado le decía -¡no sabes lo que me paso!-,pero Julio no lo escuchaba porque tenia nuevamente encandilado al animal, Cacho se arrimo mientras cargaba su escopeta y le dijo,-Julio, a ese animal recién le acabo de disparar a menos de cinco metro y no le pude pegar- , -¡yo también dijo Julio!- y agrego -vamos a dispararle los dos, esta vez no se salva,- y los dos apuntaron, el animal volvió a correr hacia ellos, y estando cerca se detuvo y se puso de costado nuevamente como dejando un mejor ángulo para que le disparen, y las dos armas dispararon. Los estruendos hicieron mil pedazos el silencio de la extraña noche, Cacho, le pego un zapucay, mientras corría hacía donde estaba el animal, pero nuevamente el desconcierto los lleno, el animal no estaba, y no había rastro alguno, Cacho ya con la voz temblorosa dijo, -Julio, vámonos, esto no esta bien, no me gusta lo que esta pasando- de golpe algo sobresalto a Julio, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, y para una persona acostumbrada a recorrer los montes de noche, era una experiencia nueva y nada agradable, se miraron y sin decir una palabra, decidieron irse. No habrán hecho cinco metros, que un ruido detrás los hizo darse vuelta, la sorpresa fue escalofriante, el animal los venia siguiendo. Dicen los cazadores que ese fue el momento en que todo enloqueció, que tiraron todo y salieron corriendo sin saber a donde, que pudieron reaccionar cuando se encontraron con la ruta que esta a unos cinco quilómetros de ese lugar.
Al otro día con el sol volvieron, y encontraron sus cosas, pero en el lugar no había rastro alguno de aquel animal. Hasta hoy se siguen preguntando que fue lo que paso, solo saben que es otro hecho más sin explicación y que solo el monte lo sabe. Fin